Leo con espanto la noticia de
que la Librería Catalònia de la Ronda de Sant Pere barcelonesa cerrará en pocos
días. Muy a menudo he pasado al lado
de esta librería, no me acuerdo ahora si alguna vez he comprado algún libro
allí mismo o he hojeado algunos sin comprarlos finalmente (sólo compro un libro
si me gusta y si llevo dinero, claro). Pero aún más me asusta leer a la vez que
no será la última librería en cerrar, sino otra también importante, la de
Edicions Proa, en la calle de Rosselló, que esta he visitado a menudo, he
comprado varios libros e incluso películas en DVD, que ésta tiene un buen
catálogo, sobre todo de Vernal Media, que había comercializado muchas películas
incluyendo el doblaje en catalán que los DVD de otras distribuidoras no incluía
por que eran sólo para TV3.
Digo esto por que Edicions
Proa es uno de los proveedores de la Librería Blanquerna en Madrid, que voy muy
a menudo. Si no tenían algún libro o DVD, se les pedían a los de Proa. Ahora se
lee mucho más en formato tablet, libro electrónico, pero como el libro de toda
la vida no hay nada, sobre todo si las baterías se agotan y no tenemos cerca
ningún enchufe para recargar las mismas. Pero se ve incluso cuando en los
países más cultos casi nadie cuida de verdad la Cultura, sólo cuando es
rentable, cuando vende libros por docenas, al igual que una película cuando
consigue colas kilométricas de espectadores para verla. Yo soy de los que le
gusta leer un buen libro que te cuente una buena historia, no importa si la
acción es en la Barcelona actual como en el Tokio del siglo XIX, no importa si
el autor es de fuera pero sabe describir correctamente nuestra ciudad, o si no
sabe mucho, al menos que tenga talento para una historia con gancho.
Pero vemos ahora que, si no
sales en un programa cualquiera de la televisión a vender tu nuevo libro, y aún
más si es uno de esos de la tele-basura, entonces nadie compra tu libro. O hace
pocos años, cuando el ex marido de Letizia Ortíz escribió un libro y
coincidiendo con la boda de ella con el Príncipe Felipe, de repente se vendió
muchísimo. Es decir, sólo por que su autor era un personaje de las revistas del
corazón, tanto le daba al público la calidad del mismo, mala o no.
Los libros de Eduard Punset
sobre la Ciencia y la vida me parecen más interesantes, aunque no he podido
leer ninguno por falta de tiempo, pero estoy seguro que hablan de cosas
profundas y con valores de verdad para nuestra sociedad. A menudo, viendo la
falta de interés por la Cultura, me siento como el personaje del documentalista
que hacía Woody Allen en su gran película “Delitos y faltas”, donde él era
Cliff, un documentalista especializado en documentales de denuncia ecológica,
pero que sólo era visto por cuatro gatos, al contrario que su antipático cuñado
Lester (Alan Alda), un productor de teleseries de gran éxito y que triunfaba
incluso con las mujeres. Pero mientras los documentales del primero al menos
tenían valores humanos, las series del segundo eran bien al contrario: tontas,
vacías, mediocres… y encima protagonizadas por actrices que parecían salidas de
una película porno con John Holmes o Ginger Lynn, es decir, de actrices con
poco talento y mucho pecho. Algo parecido me viene a la cabeza cuando me entero
de que la Librería Catalònia será sustituida en pocos meses por un nuevo
McDonalds: que todos los Lester de este mundo llegan para invadir todo lo bueno
que los Cliff intentan hacer, con toda su buena intención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario