Hace falta una Ley
Contra la Homofobia, lo dice un hétero. Yo, que soy hétero, que alguna vez me
he planteado si me gustan o no los hombres además de las mujeres, aunque
finalmente me he dado cuenta de que sólo las mujeres me atraen, pienso que una
Ley como la que ha aprobado el Parlament de Catalunya es necesaria. Los que han
votado en contra, como el PP y uno de los partidos de Convergència i Unió, el
segundo, demuestran su visión medieval y atrasada de la sociedad. Me hace
gracia cuando animan a todo el mundo a casarse y tener hijos, como algunos
políticos del PP, entre ellos algún ex Ministro, que sólo veían como una mujer
“como Dios manda” a la que tuviera hijos. Se han olvidado de sugerir lo mismo a
curas y monjas, que nunca he entendido cómo no han recibido la misma exigencia.
Y no lo digo por anticlericalismo, para nada, sino por que hay una realidad que
siempre ha sido ocultada referente al clero: que una parte de él está formado
por curas que son homosexuales y monjas que son lesbianas. Por que yo mismo,
alguna vez pensé en hacerme cura, pero no por vocación religiosa, sino por que
las mujeres no me hacían caso o preferían a cualquier otro hombre, aunque éste
fuera un completo estúpido que las haría las más desgraciadas del mundo. Respeto
a los curas o monjas que hayan elegido esta opción del celibato, pero no podría
llevarla yo a cabo, a no ser, claro, que estuviera tan decepcionado del sexo y
de las relaciones humanas que decidiera una abstinencia total y obsesiva. Pero
nadie se ha preguntado por qué determinada persona se hace fraile, nunca se ha
parado a pensar sobre su orientación sexual, que si fuera homosexual, entonces
el vivir sólo entre hombres le haría sentirse feliz, sin mujeres que le quiten
al hombre de quien se enamore. Y caso parecido entre las monjas. Volviendo a la
gente “normal”, la homofobia ha calado hondo entre la sociedad, llegando a ver
países que condenan a muerte a quienes no piensen en gente del sexo contrario e
incluso si tienen relaciones no dentro del matrimonio. No me refiero a los
países musulmanes, sino a otros cristianos, que han llegado a meter a
homosexuales y lesbianas en la categoría de enfermos. Y con el agravante de que
en algunos de esos países, de actualidad Uganda o Rusia, algunas personas,
cegadas por la notoriedad e incluso por la envidia, han llegado a denunciar a
otras, aunque fueran sus propios padres o hermanos, o compañeros de trabajo,
ante las autoridades, por ser homosexuales o incluso sin serlo. Haciendo eso se
libran de compañeros de trabajo que les estorban para ascender en la empresa,
de parientes que te estorban para heredarlo todo o de novios de una compañera
de clase para quitársela a ellos. En la Historia de la Humanidad encontraremos
a gente que hoy en día es recordada con respeto absoluto, y me acuerdo de dos
genios del Arte, como los italianos Miguel Ángel Buonarotti y Leonardo Da
Vinci. El primero autor de las geniales pinturas de la Capilla Sixtina vaticana
y el otro un polifacético artista, científico, escritor, etc. Pues fueron
homosexuales, convivieron con otros hombres, nunca se casaron, pero jamás
fueron condenados ni se les compara con el Diablo. Por esto, tendríamos que
mirar mal las pinturas de la capilla vaticana, pero no lo hacemos. Muchos
homosexuales y lesbianas han tenido que llevar una doble vida, conocemos casos
de homosexuales casados con mujeres y con hijos, que nunca les revelaron que
tuvieran amantes hombres, y que lo bueno llegaba cuando al morir ellos e ir la
viuda y los hijos a escuchar el testamento, que dejara parte de la herencia o
incluso casi toda a alguien que desconocían que existía. Algunos tuvieron
coraje y decidieron abandonar a la mujer y los hijos para irse a vivir con el
hombre a quien de verdad amaban, pero antes de hacer eso, mejor que quien tenga
determinada orientación sexual, la viva de verdad, en vez de montarse una
comedia que no hace bien a nadie. Esta Ley aprobada intentará ayudar a que se
corrijan esas anomalías sociales y esas hipocresías que no han hecho más que un
mal inmenso a la gente. Eso sí, quienes no estén de acuerdo con la Ley y digan
que se van a vivir a otro sitio, pues váyanse a Uganda o a Rusia, que Vladimir
Putin y sus dos patéticos adoradores occidentales Steven Seagal y Gérard
Depardieu los recibirán con los brazos abiertos y les pondrán como modelos de
hombres de verdad, de los que desgraciadamente ya no quedan, aunque sean
bajitos, feos, calvos, gordos, parezcan salidos de un circo donde estaban con
la mujer barbuda y les huela el aliento a vino tinto (o a algo peor).
CAL UNA LLEI CONTRA L'HOMOFÒBIA, HO DIU UN HÈTERO
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